Llegó a La Liga procedente del fútbol argentino para fichar por el Celta de Vigo, que en la temporada 75/76 militaba en 2ª División. Con los vigueses alternó ascensos y descensos, destacando su faceta como gran lanzador de penaltíes. A principios de los 80 marchó al Real Valladolid , no saliendo de la mejor manera posible del club celeste. En Pucela, vivió uno de las mejores etapas de la historia blanquivioleta, coronada con la Copa de La Liga de 1984. Casi con 40 años colgó los guantes en el José Zorrilla al acabar La Liga 87/88.
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